Triana: en uno de los distritos más antiguos de la Sevilla costumbrista, ahora reconvertido en Zona Cero de la pujante gentrificación, nació Elena Gato, tenaz periodista y Dj vocacional capaz de llevar al extremo los vicios propios de cualquier melómana empedernida. A medio camino entre la precisión técnica y el egotrip propio de cualquier pinchadiscos, cuando Elena adopta el alias de La Rubia Pincha no solo se postula como una auténtica maestra de ceremonias. Porque más allá de la invocación hedonista que inevitablemente se desata cuando se aposta frente a la controladora, lo de esta sevillana es una suerte de access all areas musical, un rosario de estilos contrapuestos con querencia por el pop, el rock y la electrónica más alternativa, pero sin hacer ascos a nuevos géneros, a priori difíciles de encajar dentro de la cultura de club más ortodoxa. A esto es a lo que juega La Rubia Pincha, a rescatar casi cinco décadas de música de baile para volver posicionarlas dentro de nuevos contextos, con la única intención de hacer un poco más feliz a su audiencia.